jueves, 9 de agosto de 2018

WALD O CUANDO LOS SUEÑOS TE PERSIGUEN


Estaba dispuesto a todo y se adentró en el bosque, recordando los versos de Bataille que ella le había leído la noche anterior, aquellos versos que tanto le turbaban. Se sentó, apoyó la espalda en un árbol, al principio luchó contra una especie de sopor que de repente se apoderó de él,  la niebla también se había apoderado del bosque, se quedó dormido y soñó que tocaba el piano y que ella le posaba la mano izquierda en su mano derecha, mientras tocaba, le decía que le quería. El ladrido de un perro le despertó y salió corriendo y aunque hacía frío, las gotas de sudor le caían en los ojos y le impedían calcular las distancias entre los árboles, tropezó mil veces entre la niebla. Jadeando por fin, llegó al camino y mirando el suelo y sus zapatos, respiró todo lo hondo que podía. Corrió otra vez hasta salir del bosque. Fue inútil, la imagen de ella, de su mano, la música del piano y su voz, le perseguían. Cuando comprobó que era absurdo seguir huyendo, paró en seco, ella le besó, había corrido tanto como él, pero no respiraba. Él pensó que olía a acondicionador de pelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario