WALD O CUANDO LOS SUEÑOS TE PERSIGUEN
Estaba
dispuesto a todo y se adentró en el bosque, recordando los versos de Bataille
que ella le había leído la noche anterior, aquellos versos que tanto le
turbaban. Se sentó, apoyó la espalda en un árbol, al principio luchó contra una
especie de sopor que de repente se apoderó de él, la niebla también se había
apoderado del bosque, se quedó dormido y soñó que tocaba el piano y que
ella le posaba la mano izquierda en su mano derecha, mientras tocaba, le decía
que le quería. El ladrido de un perro le despertó y salió corriendo y aunque
hacía frío, las gotas de sudor le caían en los ojos y le impedían calcular las
distancias entre los árboles, tropezó mil veces entre la niebla. Jadeando por
fin, llegó al camino y mirando el suelo y sus zapatos, respiró todo lo hondo
que podía. Corrió otra vez hasta salir del bosque. Fue inútil, la imagen de
ella, de su mano, la música del piano y su voz, le perseguían. Cuando comprobó
que era absurdo seguir huyendo, paró en seco, ella le besó, había corrido tanto
como él, pero no respiraba. Él pensó que olía a acondicionador de pelo.
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