lunes, 13 de agosto de 2018

TENÍA SU CARA, PERO NO ERA ELLA.


En principio no quedaba claro si era yo quien la esperaba o era ella la que deliberadamente había hecho todo lo posible para que yo la esperara, como por ejemplo, hacer que el taxi entrara por la dirección contraria de Champs-Élysées y así, hacer que el conductor diera toda la vuelta en L'Arc de Triomphe y entrar de nuevo por la avenida. Todo el mundo decía que ella era perfecta, pero lo que no sabían que ya no era ella, mientras el taxi se aproximaba la miré y lo vi claro, mientras me llamaba, me di cuenta otra vez que Corinne, no era ella. Ayer después de cenar hicimos el amor a lo bruto y me pidió que se lo hiciera todo lo fuerte que pudiera con una especie de cara de putilla barata que había compuesto de forma un tanto falaz, no era Corinne aunque sí tenía su cara. Yo prefería a Corinne, a mi Corinne, que mientras follábamos me besaba sin parar y me decía que me quería y me decía despacio, despacio y sonreía. Esta Corinne era una mala bestia, con la cara absurdamente desencajada, como la película porno más sórdida, pero tenía la cara de mi Corinne. Prefiero que me besen a que me claven las uñas en el culo.

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