martes, 7 de agosto de 2018

PAREDES



Cuando derriban una casa, quedan a la vista de todo el mundo que por allí pase, las paredes de las habitaciones colindantes con las casas de al lado. Esto me parece un atentado contra la intimidad de primer orden, aunque quizá por eso, estas paredes me atraen y me subyugan de tal forma que me puedo pasar horas mirándolas. La de la foto, no es la más paradigmática de las que he visto, pero me gusta. Los chapados de los baños tendrían más atractivo, pero hasta esas cotas de intromisión no quiero llegar. En este sentido, he llegado a ver apliques de baño con un cepillo de dientes y todo. Y es que estas paredes, una vez retiradas sus tres hermanas, han quedado ahí, solas, al descubierto. Estas paredes que fueron la salvaguarda de la intimidad, ahora están a la vista de todos, suspendidas en el aire, sorprendidas por el sol y las miradas de los transeuntes que intentan ver lo que ellas han visto ¿Qué habrá visto esta pared? Quizá a alguien envejeciendo en un sofá viendo la tele, quiza habrá visto a un niño jugar y luego crecer y lo habrá visto fumar marihuana, lo habrá visto cómo le decía a su madre que era gay, habrá visto a una pareja hacer el amor, habrá visto quizá, hasta un asesinato ¿Qué ven esas paredes? Están ahí colgadas, como cristos olvidados a los que nadie reza ni confía ya su vida

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