martes, 7 de agosto de 2018
INSTRAGRAM: ¿PARA QUÉ QUEREMOS MAS?
Decidió no
representar nada en el que no se viera algo humano, ya sea directamente la
figura humana o cualquier cosa hecha o que recordara la presencia de un hombre
o una mujer. Es más, afirmó con rotundidad que la representación de paisajes y
naturalezas muertas, como su propio nombre indica es algo muerto, una pérdida
de tiempo. Así pues, Ansel Adams se convirtió en su paradigma inverso, en su
ejemplo negativo. Pasó mucho tiempo antes de caer en la cuenta de que en
algunas creencias prohiben lo que él le gustaba hacer; le gustaba pecar con
fruición incluso de forma inconsciente. Se preguntó la razón y obtuvo más
motivaciones a su negativa a representar paisajes. Descubrió que eso de que las
representaciones roban el alma no es el motivo de ninguna creencia iconoclasta,
es una razón de explorador etnocentrista con salacot y pantalones cortos y
película de sobremesa. Así pues, investigó un poco más y descubrió que habían
multitud de razones estéticas, incluso puede ser que fuera una razón
ontológicamente estética. Entonces descubrió
la verdadera esencia del ser, en el sentido en el que Jack D. Ripper (no
confundir con Jack The Ripper) la enunció frente a Mandrake, a saber: no
discutamos si las representaciones son andamiajes retóricos al servicio de
una weltanschauung, eso está muy manido,
mis queridos hermanos, discutamos ahora si su objeto es falso o es real.
Preguntó retóricamente (sin interrogaciones): acaso dudáis de que la
representación cosmogónica del mayor imperio sobre la tierra, esto es, Disney World,
es más fidedigna, que los propios USA, como así lo entrevió nuestro nunca bien
ponderado Baudrillard. Es más, acaso dudáis de que en realidad USA es un parque
temático y Disney World es en realidad el verdadero estado y que nos marean con
eso de la Pennsylvania Aveneu como centro neurálgico de las decisiones
mundiales. Es falso, eso es lo que nos quieren hacer creer, el centro, la
verdadera esencia Ripperiana, está en Orlando, Florida. Yuri Lotman, ya se mosqueó a mediados del siglo
pasado y como heredero de un tradición iconódula ortodoxa y discípulo de Pavel
Florensky, dijo que en los iconos existe la verdadera esencia del ser.
Caminemos más allá y destrocemos este mundo de las apariencias, con las fotos y el Instagram tenemos bastante.
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